jueves, 12 de julio de 2012

EL PARAÍSO de Tintoretto

Un enlace interesantísimo en el que se puede observar con nitidez el trabajo de un equipo multidisciplinar serio para documentar correctamente un obra de arte.

http://www.museothyssen.org/microsites/tintoretto/

miércoles, 23 de mayo de 2012

MÁS SOBRE MERCADO

Adjunto enlace hacia  los vídeos del simposiom internacional sobre mercado de arte celebrado en la ciudad holandesa de Maastricht durante la celebración de la última edición de la TEFAF, y coincidiendo con el 25 aniversario de esta cita con el arte y el coleccionismo. El título del mismo Coleccionando por amor al arte o por amor al dinero? (Collecting for love o for money?) es muy significativo y expresa de un modo muy fino la disyuntiva en la que se mueve y muestra el mundo del arte, disyuntiva entre dos aspectos -el valor /estético/artístico/cultural y el valor económico- que no son más que dos caras de un amisma moneda y que deben, a mi juicio, ser analizados de manera conjunta. Así nos evitaríamos en muchos casos caer en la necedad, a decir de Machado, de confundir valor y precio.

http://www.tefaf.com/DesktopDefault.aspx?tabid=156

Por otra parte me pregunto, por qué caer en ese juego bipolar de ver ambos aspectos por separado? de tener que decidir entre ser agentes de la cultura o ser agentes económicos? No es acaso posible compatibilizar ambos aspectos, con las herramientas de juicio adecuadas, de un modo coherente y sano?

Esto me recuerda la letra de una canción muy antigua de Antonio Machín que gracias a El Cigala y Bebo Valdés se resfrescó hace poco pare deleite de muchos: Corazón Loco.

No te puedo comprender,
corazón loco,
no te puedo comprender,
y ellas tampoco.
Yo no me puedo explicar,
cómo las puedes amar tranquilamente,
yo no puedo comprender,
cómo se pueden querer,
dos mujeres a la vez, y no estar loco.
Merezco una explicación,
porque es imposible seguir con las dos.

Aquí vá mi explicación,
pues me llaman sin razòn, corazón loco,
una es el amor sagrado,
compañera de mi vida,
esposa y madre a la vez,
la otra es el amor prohibido,
complemento de mis ansias,
y a quien no renunciaré,
y ahora puedes tú saber,
cómo se pueden querer,
dos mujeres a la vez, y no estar loco.
Aquí vá mi explicación,
pues me llaman sin razòn, corazón loco,
una es el amor sagrado,
compañera de mi vida,
esposa y madre a la vez,
la otra es el amor prohibido,
complemento de mis ansias,
y a quien no renunciaré,
y ahora puedes tú saber,
cómo se pueden querer,
dos mujeres a la vez, y no estar loco.
y no estar loco, y no estar loco

lunes, 21 de mayo de 2012

MICHEL LACLOTTE. SOBRE CONNOISSEURSHIP y EXPERTOS EN OBRAS DE ARTE (EN PINTURA, BÁSICAMENTE)

Sobre expertizaje de obras de arte y expertos, adjunto brevemente este enlace al primero de los cuatro videos que componen la interesantísima conferencia "Connoisseurship y la Historia del Arte en los Museos", impartida por el Sr. D. Michel Laclotte, Director del Musèe du Louvre entre 1987 y 1994, dentro del programa de conferencias de que se compuso la Cátedra del Museo del Prado 2009.

http://www.museodelprado.es/investigacion/catedra-mnp/programa-ciclo-de-conferencias-emel-museo-hoy-y-mananaem/michel-laclotteemconnoisseurship-y-la-historia-del-arte-en-los-museosem-video/

sábado, 19 de mayo de 2012

CONVERSACIÓN CON EL PROF. SALVATORE SETTIS

Adjunto enlace hacia una fantástica entrevista realizada por D. Gabriele Finaldi al Profesor Salvatore Settis, director de la Cátedra del Museo del Prado 2010-2011. En ella se habla sobre Historia del Arte y Metodología, además de repasar parte del recorrido vital de un maestro.

http://www.museodelprado.es/pradomedia/multimedia/conversacion-con-el-prof-salvatore-settis/

miércoles, 16 de mayo de 2012

SOBRE LA DIFICULTAD DE LIDIAR CON EL MERCADO II


Paseré a tratar algunas consideraciones en torno al comercio de pintura antigua de alta calidad. 

El mercado, o al menos gran parte de él y, sobre todo, la opinión pública que gira en torno a éste, están manejados por un oligopolio que es el formado por las grandes casas de subastas que todos conocemos, con una amplia presencia en todo el globo y tremendamente influyentes.

Estas casas de subastas tienen sus propios “Expertos” en materia de grandes firmas y grandes autores. Dicho de otro modo, sólo escuchan la opinión de ciertos expertos como garantía a la hora de aceptar una proposición de autoría de una obra u otra. Cosa por otra parte perfectamente razonable: Las casas de subastas buscan hacer negocio y este negocio se basa en gran medida en la confianza que se genera en el cliente potencial, que no necesariamente es un entendido y quiere tener la tranquilidad de que su inversión es segura.

El problema está en que estos expertos consultados por las casas de subastas se han ido transformando, paulatinamente, y precisamente por la publicidad y encumbramiento que han obtenido de estas casas de subastas, en los únicos cuya opinión es válida, cosa que se escapa totalmente al sentido común. Es por eso que a estos expertos yo los llamo “Secuestradores”. Por otra parte, estos “Secuestradores” han pasado a estar prácticamente al servicio de dichas casas, o al menos al servicio del sistema establecido.

Un perfil hipotético de “secuestrador” podría ser un profesor universitario, que podría ser, para darle más carácter a su perfil, Catedrático de Historia del Arte en una reputada Universidad. O un investigador de prestigio adscrito a alguna reputada institución dedicada al estudio y difusión de las Bellas Artes, como podría ser algún Museo o algún tipo de Instituto oficial de esos que hay por ahí y de los que lamentablemente en España no abundan. Bien, esta persona será especialista en la obra de un autor concreto y su escuela, por ejemplo. Tras sus pertinentes publicaciones en la materia de la que especialista, se convertirá paulatinamente y llegará a ser considerado (según el juego planteado por las entidades a las que te hago alusión) la máxima autoridad mundial en la obra de dicho autor. 

Nunca podremos negar conoce bien dicho terreno, pero será inaceptable considerar que su opinión sea la última y la única aceptable en diche materia, cuando en su propia Universidad o institución de pertenencia (por no hablar del resto de Universidades e instituciones del mundo que puedan tener cierto interés en la obra concreta de que estemos hablando) habrá historiadores, restauradores, investigadores y estudiosos tanto e incluso más cualificados que nuestro "secuestrador" para hablar del tema, obra o autor concreto al que nos estemos acercando. En otras palabras: Es totalmente IRRACIONAL, que una sola persona en el mundo sea la que tiene potestad única para opinar sobre un autor u otro. Sencillamente es absurdo y engañoso. 

En el plano personal, y desde hace unos 10 años mi carrera se ha orientado paulatina y decididamente a la especialización en el estudio y análisis de pintura antigua, fundamentalmente en pintura española del siglo XVII. Con muchísimas horas de duro trabajo estudiando, leyendo, investigando, visitando infinidad de museos y viajando para conocer día a día un poquito mejor este mundo en el que se ha convertido mi vida. En este tiempo me he enfrentado más de una vez, y en ocasiones no sin cierta frustración, al “sistema” que describo, hasta el punto de sentirme por momentos impotente y haber llegado a tener la tentación de tirar la toalla y claudicar.

Pasado este periodo de “instrucción” y ya algo curtido, me alegro enormemente de haberme mantenido en mis trece. Puedo decir sin ruborizarme que me estoy convirtiendo en un especialista serio, aunque mientras más aprendo más consciente soy de las cosas que me quedan por conocer, que son muchas, lo cual es un estímulo tremendo. Igualmente, este sistema de "secuestradores" y "secuestrados" ya no es una fuente de frustración y desengaño, sino un motivo para seguir haciendo las cosas cada día un poquito mejor.

La pintura antigua tiene valor por dos motivos: Por la antigüedad y por la calidad. Cada obra de arte antiguo es única y en base a ello establecemos nuestra relación con ella, tanto en el plano material (y materialista, práctico y de negocio, que todo hay que decirlo y lo que queremos en definitiva es hacer eso, negocio) como en el emocional.

Creo firmemente, y creo que es de sentido común, que la opinión de una persona, independientemente del prestigio de ésta, es sólo eso, una opinión, y que para hablar de una obra de arte, más allá de en la opinión o en el nombre del que opina, hay que fijarse en los argumentos que de la obra se dan, sin perder de vista que el principal argumento en el que nos tenemos que centrar a la hora de hablar de una pintura es en la pintura misma. Fiarnos ciegamente en la opinión de un experto sólo porque tiene el título de tal, es lo mismo o peor que fiarnos ciegamente del diagnóstico de un sólo médico (cuando la cosa es grave todos acudimos a más de un especialista, ¿verdad?). 

Creo en el ojo experto, a veces infalible, a la hora de apreciar calidades y características esenciales de una pintura, de los restauradores (los grandes marginados por los “expertos”), por encima del ojo del historiador, muchas veces demasiado acostumbrado a ver la pintura por fotografías y no a contemplar los originales.

Y creo, positivamente, en el sentido común y en la inteligencia de los particulares, amateurs en el mejor sentido de la obra de arte (ya sean sus motivos de acercamiento a ésta de deleite espiritual o puramente materiales) pues si yo he sido capaz de llegar  a un mínimo de conocimiento en alguna materia, cualquiera, con una mirada curiosa y desprovista de prejuicios, y con las suficientes dosis de sentido común, amor y respeto hacia la obra de arte, puede llegar a conocer bien la pintura antigua, o al menos lo suficiente como para sentirse seguro de que no necesita apoyarse perennemente en la opinión del entendido cuando va a comprar. 

La misión del especialista (en este caso y entre muchas otras) debe ser la de un guía para el particular al que asesora, la de abrirle ventanas, pero nunca (metafóricamente hablando) el convertirse en el suelo sobre el que se apoyan sus pies.

Hablando de sentido común, y antes de acabar (por aquello de no dejarme nada en el tintero), me gustaría hacerte mención de una de las artimañas en la que se esconden estos “secuestradores”: Normalmente, cuando no saben qué decir, o quieren omitir algo se refugian en la posibilidad que tienen de considerar una obra como “de Taller” o con “intervención de taller”. A mí, en principio esto no me parece mal, pero si con la coletilla “de Taller” se quiere significar la menor valoración de una pintura en base a su falta de “originalidad”, ¿no es menos original un cuadro que, aun siendo íntegramente de la mano de un maestro, tiene un grado importante de restauración? Parece impresentable que cuadros prácticamente rehechos pero con la certificación de un “secuestrador” se han vendido como originales por auténticas barbaridades, cuando cuadros de tremenda calidad y en un estado de conservación magnífico, son despreciados sistemáticamente, aun siendo por sí mismos mejores testimonios de las mano original del maestro que aquellos tan restaurados y (en muchos casos) maltratados. Ejemplos se podrían citar muchos, y suponen lo que no sólo yo, sino muchos colegas consideramos un tremendo fraude de mercado.


miércoles, 9 de mayo de 2012

Sobre la dificultad de lidiar con el mercado

El principal problema que tenemos los que nos queremos dedicar a esto es el mercado..que por otra parte puede ser nuestro gran aliado. Aunque eso es otro tema.

En la medida en que una obra de arte puede costar millones, la honestidad del experto (parte potencialmente interesada en el asunto) puede ser siempre puesta en tela de juicio. El único experto cuyo honor queda a salvo es, pues, el que trabaja en y para un museo.

Siendo esto así, poco importarán los argumentos que se esgiman. Si eres parte del negocio o puedes serlo, tu parecer, por defecto, será obviado.

El pasado verano, en el curso "Obras en busca de Autor. Introducción al expertizaje de obras de arte", organizado por la Universidad Complutense de Madrid en colaboración con el Museo del Prado..las conclusiones de los ponentes fueron en su mayoría en este sentido. Es decir: El ámbito natural para el expertizaje de obras de arte es el museo.

Dicho así está muy bien, pero resulta que, al menos en España, los museos no tienen gabinetes para la expertización de obras de arte a particulares (cosa que les podría reportar pingües banaficios, dicho sea de paso). En ese caso, a quién recurre el particular? Está legitimado el trabajo del Connoisseur autónomo? Hasta qué punto la opinión de un reputado especialista cuya opinión se acepta por norma general está exenta del mencionado interés en el asunto?

Son todos temas  que nos tenemos que plantear a la hora de ubicarnos en este escenario, ya sea intersadamente o no.